viernes, 18 de abril de 2014

Carambolas: un tesoro hecho fruta

Entrada de blog y recetas cortesía de Verdelicias.com

En estos días me encuentro añorado más que nunca los paseos que daba con mi mamá por mi islita de Vieques. Se pedacito de tierra hermoso que me vio crecer.


Era costumbre de nosotras que cada mañana de sábado, luego de la necesaria tasita de café, emprendíamos un camino sin rumbo por las barriadas de la Isla Nena en busca de árboles frutales, las cosechas nuevas de vecinos y cualquier otra delicia verde que la jornada nos regalara.

Confieso que no siempre pedí permiso y me “limpié” más de dos o tres mangós de patios ajenos, pero en mi defensa tengo que decir que en Vieques el huerto ajeno es huerto de todos. Nunca me pondría a discutir si un vecino se llevara los nonis o los cocos de mi casa. Lo mío es vuestro y me encantaría invitarlos a quedarse para que disfruten de ese paraíso terrenal.

En un paseo por la isla se encuentra anón, fruta de corazón, papaya, parcha, tamarindo, aguacate, pana, quenepa, cundeamor, granada, guanábana y si sigo la lista no tiene fin. Pero si hay una fruta que me fascina encontrar por su delicioso sabor y su forma curiosa, es sin duda la carambola.


Cuando encontraba ese tesoro de pequeña, mi sonrisa no cabía por la puerta. ¡¿Qué otra fruta tiene una hermosa forma de estrella al cortarla?! Ninguna. Para un niño isleño es lo más preciado.

La carambola llega a nosotros del sudeste de Asia donde se ha cosechado por muchos siglos, y se consigue en dos variedades. La carambola más pequeña es un poquito más agria y buena para preparar jugos y mermeladas, y la carambola más grande es menos ácida y más blanda. Ésta es ideal para preparar postres o para comerla fresca.

La fruta es además alta en ácido ascórbico, el cual es beneficioso para mantener el equilibrio del cuerpo. Ayuda al sistema inmunológico, la piel, los huesos y los dientes. También cuenta con Vitamina C, B5 y beta caroteno, al igual que potasio, magnesio, antioxidantes y antimicrobióticos.


En algunos países de Asia incluso se utiliza para reducir las fiebres y para aliviar la famosa “cruda” luego de una noche de bebidas. ¿Buenísimo, no?

Jugo de Carambola 

Preparar un jugo refrescante de carambola es además muy fácil. Es cuestión de picar unas 4 ó 5 carambolas en cubitos y colocarlas en la licuadora con agua y azúcar.

Mézclalo hasta que se incorporen los sabores y añádele hielo. Déjalo batir por un minutito más y listo. Si le añades unas fresas a la mezcla también queda muy rico.


Budín de Carambola

Pero si te quieres dar un gustazo, ¿qué te parece un rico budín de pan con carambola? El saborcito agridulce de la fruta le va muy bien a los ingredientes del budín.

Primero cortas 3 ó 4 carambolas medianas y las ablandas en una olla con unas cucharaditas de azúcar morena, una pizca de sal y una cucharita de mantequilla, como si fueras a hacer mermelada. Tarda unos 10 minutos.

Luego, deja enfriar la mezcla y cuando esté fría añade ¾ taza de leche condensada sin grasa, ¾ taza de leche evaporada y dos huevos batidos. Sazónalo con una pizca de nuez moscada y una pizca de canela. Mezcla bien la leche con el huevo y añade media libra de pan desmenuzado. Puedes usar pan dulce o pan de agua o el mismo pan que comes en la cena. Lo mejor de este postre es que puedes reciclar.

Coloca la mezcla en un molde engrasado y añade un toque especial cortándole lascas finas de carambola para ponerlas sobre el budín mientras se hornea. Pásalo al horno precalentado a 350 grados y permite que se cocine por unos 40 minutos o hasta que un cuchillo salga limpio del budín. Así de fácil.

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